Informe ASSI sobre Expo Zaragoza 2008

en Materiales
Seguridad de Estado para el control social. La excusa perfecta.
Es sabido por todos que este tipo de eventos se convierte en la excusa ideal para conseguir en tiempo récord un cambio cualitativo en el desarrollo de la llamada política de seguridad ciudadana.
En Zaragoza se ha venido implementando, a través de dos vías: La ordenanza cívica, utilizada para regular y castigar comportamientos incívicos –y de paso políticamente incómodos- y la multiplicaciónde miembros de fuerzas de seguridad del Estado. Es interesante resaltar que la “Ordenanza Cívica” -mala copia de la desarrollada en Barcelona, previa al Forum de las Culturas de 2004- ha conseguido paralizarse por segunda vez como consecuencia, al menos en buena parte, de la movilización social.
Mucho menos victoriosos son los datos de policía local, autonómica y nacional, ejército y seguridad privada que se han convertido en escalofriantes.
Por mencionar algunos y hacernos una idea de la conversión de Zaragoza en el Estado Policial que se quiere alcanzar durante el periodo Pre-EXPO y EXPO:
– Se han creado cuerpos como la, hasta ahora inexistente, policía autonómica o los UAPO (Unidad de Apoyo Policial), cuerpo especial dentro de la Policía Local. Estos últimos, muy semejantes a los antidisturbios de la policía nacional, sirven para desplazarse con celeridad a cualquier situación que lo requiera –como por ejemplo las manifestaciones o el botellón. Son 74 miembros, a los que tenemos que sumar los 1191 ya presentes y los 70 nuevos que se incorporarán en breve.
– La Unidad de Intervención Policial (UIP o antidisturbios) ha desplazado a un total de 200 efectivos, de los cuales 100 se quedarán para siempre en nuestra ciudad. Estos agentes ya están realizando sus entrenamientos aprovechado el estado de “alerta pre-crítica” impuesto, lo que les permite inspeccionar constantemente autobuses buscando pasajeros sospechosos, realizar duros controles de tráfico con carriles cortados por pinchos y recortada en mano, así como severas e intimidantes inspecciones. Durante el periodo EXPO, además, vendrán 250 agentes en prácticas.
– El ejército aportará 2.000 militares para vigilar infraestructuras.
– Se está incrementando la seguridad privada, cuya patronal (APROSER) ya ha advertido que harán falta 600 agentes más.
Todo esto supone que, si se cumplen las previsiones, a fecha de 14 de junio de 2008 habrá enZaragoza 3.194 agentes de seguridad nuevos, sin contar los ya presentes del ejército, la policía nacional, la policía local y la policía autonómica. Por lo tanto, y según los datos más optimistas de afluencia diaria proporcionados por Roque Gistau, 1 de cada 19 personas venidas a Zaragoza irá armada. Una verdadera alegría para quien consideramos imprescindible visibilizar en la calle el cuestionamiento de la EXPO.
La cultura EXPectáculo: legtimadora, elitista y reducida a mercancía
La EXPO representa un determinado modelo de ciudad, el cual es en realidad un conjunto de concepciones sobre las funciones que la urbe, la sociedad y la cultura tienen que desarrollar. Su función de la ciudad y de la sociedad estaría orientada hacia el consumo, pero… ¿y la cultura?
La cultura que la Expo representa es un ejemplo de lo que no es cultura: ha sido encargada a golpe de talonario, creada para el consumo rápido. Da igual que sea en Zaragoza, Barcelona o Dubai, es una cultura tan vacía que apenas ofrece poco más que el envoltorio.
Además, es una cultura legitimadora de las políticas económicas, sin lo cual sería imposible comprender que Israel o Coca Cola participen en esta muestra. No olvidemos que Israel es el Estado mayor ladrón de agua; o Coca Cola, que compra el agua para vendernos su producto, sin importar que esa agua sea necesaria para la vida de las comunidades colombianas o indias a las que se la roba.
Por eso decimos que esta “cultura” es legitimadora, porque viene desde arriba, porque es elitista, porque está comprada para legitimar la globalización, no para cuestionarla. Es una cultura que busca distraer, entretener, despolitizar y trivializar cualquier problema. Es una cultura-espectáculo que requiere la movilización popular y su aceptación sin crítica.
No en vano la misma organización autoproclama a la Expo como “el mayor espectáculo del mundo”, porque en realidad es lo que es, un espectáculo, un circo en el que pagas una entrada, ves alguna actuación, consumes (y no precisamente a precios populares) y sales como has entrado. Es un espectáculo pasivo que busca espectadores.
Al final lo que quedará es su arquitectura monumental, es decir, el envoltorio, porque del contenido nadie se acordará, en parte porque no importa ni se sabe muy bien cuál es. La arquitectura monumental que representa la Expo es un claro ejemplo de cultura elitista, construida por y para una élite económica y política.
Mientras tanto, no son pocos los ejemplos de nuestro patrimonio cultural se ven amenazados por las obras en el río (alteración en el Puente de Piedra a pesar de su ilegalidad o posible alteración en los cimientos del Pilar y la Seo como consecuencia del Azud). El efecto EXPO llega también a cómo se venían desarrollando diferentes eventos culturales en la ciudad como consecuencia del recorte presupuestario sin precedentes (eliminación de Cine Francia pese a su consolidación y con 7.000 espectadores; de la Feria Amostranza –muestra y promoción de la cultura aragonesa- pese al éxito de la 1ª edición, con 20.000 participiantes; diferentes festivales de música y de calle…)
La cultura no es un placebo, un instrumento propagandístico, un adorno del poder; no es un ejercicio de estilo para las élites inoperantes ni un objeto que se pueda comprar. La cultura tiene que nacer desde abajo, desde la creatividad y la necesidad de comunicarse y transmitir ideas.
 

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