Informe ASSI sobre Expo Zaragoza 2008

en Materiales

Agua y Desarrollo sostenible. Patraña para progres.
Que la EXPO es un camelo debería habérnoslo avisado directamente su lema “Agua y desarrollo sostenible”. Las dos partes del mismo constituyen la parafernalia ecologista que trata de ocultar los verdaderos objetivos del proyecto. Pero resulta interesante un poco de atención al porqué de esos términos y su contribución al marketing necesario para el desarrollo sostenible… de la globalización neoliberal.
No es casual la elección del término “Agua”, cuando fue gracias a la defensa del agua en Aragón, que el PSOE alcanzó un rédito que todavía conserva. Cuando el PP lanzó su sangrante Plan Hidrológico Nacional en la legislatura 2000-2004, en Aragón se vivió una efervescencia social que, al grito de “no al PHN”, generó la “unión” de planteamientos que iban desde quienes reclamaban un uso más racional del agua, hasta los más rancios regionalistas que exigían “el agua primero para los aragoneses, y luego ya veremos”. No es casual, por tanto, que esta referencia encabece el lema. Una palabra que engloba el sentimiento popular aragonés, que hace referencia a una lucha aglutinante y victoriosa no muy lejana en el tiempo y que, además, atrae al movimiento ecologista más institucionalizado.
La inclusión del término “desarrollo sostenible” surge, evidentemente, de la actual defensa supuestamente unánime y preocupación por el destrozo salvaje que estamos generando al planeta.
Frente a esta unanimidad, aparentemente incuestionable y de obligado cumplimiento, nos atrevemos a cuestionar este término cuya creación se relaciona directamente con la aparición del informe “Los límites del crecimiento”, que auguraba un horizonte negro para el desarrollo capitalista mundial a corto plazo.
Tras diversas reuniones de organismos como la ONU, gran garante del orden mundial, tenemos una definición institucionalizada del constructo en torno a la idea de “tres pilares”: el desarrollo económico, la equidad social y la preservación del medio ambiente. El efecto visual ya resulta perverso, al encontrarse en el mismo nivel de importancia tanto el concepto económico como el social y el ecológico. Sin el permiso del beneficio económico, las actuaciones que suponen un aumento en el beneficio social y/o ecológico no pueden darse… Sin embargo no sucede así al contrario. Ejemplo de ello es Europa, donde “sólo en Bruselas 15.000 lobbistas y 2.000 lobbies trabajan para que las regulaciones de la UE favorezcan a las Monsanto, Philip Morris, Repsol, Unión Fenosa…”. Este modo de actuar refleja el escaso control social (y por tanto ecológico y humano) que se tiene de la estructura económica y la poderosa influencia que ésta ejerce sobre el aparato político-tecnócrata.
Partiendo de aquí solo se puede entender el desarrollo sostenible como una estrategia de marketing más, destinada a que el ritmo de consumo no pare y a mantener las conciencias tranquilas.
Descendiendo al caso concreto que nos ocupa, existe una clara apropiación de todo el discurso verde como buen disfraz, porque así se vende mucho mejor el capitalismo depredador. Tal vez lo más cruel por parte de nuestros mandatarios sea que todas las atrocidades cometidas se realicen en nombre de la ecología y del respeto a nuestro entorno. Sus estrategias son de lo más rastrero: desde utilizar conceptos como “golf ecológico”, hasta convertir en bueno lo mal que lo estamos haciendo: la EXPO emitirá 125.000 toneladas de CO2 pero, que no cunda el pánico, a cambio se van a plantar 3.500.000 de árboles hasta junio de 2010. Como entidad financiadora: Ibercaja, la misma que ha ayudado a financiar la emisión de 125.000 toneladas de CO2.
Es en la “Fiesta Mundial del Agua”, “Catedral de la Sostenibilidad” o “Campeona del Desarrollo Sostenible” -como han venido llamándole sus promotores-, como decíamos, es aquí donde se van a producir las mayores agresiones en décadas a los cauces principales de la ciudad (Ebro, Huerva, Gállego y Canal Imperial), donde se levantan presas para crear lagos artificiales, donde la tala de árboles se ha convertido en indiscriminada para “recuperar” riberas con el único criterio de acabar a tiempo para la inauguración y donde se llega a someter al río a procesos como los dragados para conseguir un canal artificial por el que quepan los barcos recreativos de la empresa que ha obtenido la cesión de la explotación del río por 25 años. Las principales consecuencias pasan por la destrucción de especies protegidas, cambios en la dinámica fluvial, elevación del nivel freático con posibilidades de inundación de garajes, tala de árboles y pérdida de vegetación en general que, en las épocas de grandes avenidas, aumenta la posibilidad de futuras afecciones… La desvergüenza llega a tal punto que no hay inconveniente en violar la legislación actual española como la Directiva Marco del Agua y de la Estrategia Nacional de Restauración de los Ríos, omitir evaluaciones de impacto medio ambiental e incluso (en la modificación del cauce y del puente para que quepan los barcos recreativos) realizar obras de forma ilegal en Bienes de Interés Cultural.
Para que semejante barbarie sea aceptada por la masa ciudadana han jugado un papel extraordinario las organizaciones ecologistas más o menos institucionales así como los medios de comunicación de masas. Desde la creación de un Observatorio Medioambiental de la EXPO cuya creación fue difundida a bombo y platillo pero del que nada más se ha vuelto a saber, hasta la participación de numerosas ONGs y organizaciones sociales en el Pabellón de Participación Ciudadana de la EXPO (ECODES, FNCA, WWF/Adena, Cruz Roja, Intermón-OXFAM, ISF, MSF, BSF, Amigos de la Tierra, SEO/Birdlife, y UNICEF).
Toda una verdadera representación del maquillaje verde y social que necesitaba la EXPO para ser legitimado hasta por los más progres.
Las cuentas no salen.
Y es que lo que miles de zaragozanas y zaragozanos celebraban el 16 de diciembre de 2004, en una abarrotada Plaza del Pilar, no era la concesión la EXPO, sino la materialización de la estructura necesaria para que transnacionales, banca y especuladores de todo tipo gozasen de mayúsculas plusvalías con el saqueo de 1500 millones de euros de las arcas públicas; la extrema precariedad laboral que la muestra instauraba en varios sectores de la producción, así como decenas de accidentes laborales y muertes de trabajadores. Eso sí, todo con derrochadora alegría ciudadana.
Desde la adjudicación de la muestra, a la apertura de puertas hemos asistido a una descomunal subida de impuestos municipales, que en ningún caso han revertido en la ciudad. Los impuestos directos han aumentado de media un 30.5%, los siempre injustos impuestos indirectos han aumentado en un 101% y los ingresos del Ayuntamiento por tasas un 25%.
El aumento de ingresos del Ayuntamiento se debe casi en exclusiva a la presión fiscal sobre la ciudadanía y no a las empresas relacionadas con la Expo, que poco o nada pagan por sus pingües beneficios ya que gozan de exenciones fiscales de hasta el 95%.
En estos cuatro años Zaragoza, con éxtasis colectivo, ha sido la ciudad de los récords. Se ha superado los niveles históricos de subida de impuestos, de recaudación por multas trimestre tras trimestre, de subida de precio de vivienda y de descapitalización del municipio en favor de constructoras y banca llegando a promediar 50 millones de euros anules en venta de suelo público cuando hasta 2004 se promediaba poco más de 1millón.
Pero las repercusiones no se limitan a los ingresos del consistorio, sino también a las inversiones en la ciudad. El efecto EXPO para los barrios urbano y rurales ha sido demoledor.
Comparando los presupuestos municipales de 2008 así como los nuevos planes plurianuales con los anteriores (presupuesto municipal de 2007 y periodo 2006-2007 en el plan plurianual de barrios), encontramos que, pese a haber un incremento en las cifras netas de inversión, los recortes presupuestarios ascienden a cifras escandalosas:
En participación ciudadana, el 93%; el 45% en el área de educación (5 guarderías municipales cuya construcción terminó antes del inicio del curso 2007/2008, y que son absolutamente necesarias, mantienen sus puertas cerradas por falta de equipamiento); otras partidas como transporte, limpieza o parques y jardines aumentan en términos absolutos respecto a 2007 pero si descontamos de ellas lo destinado exclusivamente a la EXPO vemos que lo dispuesto en 2008 está varios millones de euros por debajo de anteriores ejercicios.
Tal vez lo más miserable son las mentiras del Consistorio en cuanto a las cifras y los gastos EXPO que ha querido ocultar en otras partidas a la ciudadanía. De los poco más de 197 millones de euros para inversión, el consistorio reconoce 86 millones para la EXPO, lo que supondrían algo más de 112 millones para la ciudad. Sin embargo, y al margen de los documentos públicos para la ciudadanía, se desvela que 67,7 millones para gastos EXPO aparecen incluidos en otras partidas (Caseta de Publicidad dentro de la partida de Acción Social, y así hasta 12 casos más), quedando las inversiones para el resto de la ciudad en una cifra real de 44.576.000€. Esto supone por un lado, un descenso del 75% respecto a 2007 en inversión real en la ciudad, y por otro, que el 78% de las inversiones de Zaragoza en 2008 son para la EXPO.
Las repercusiones de este abuso son claras: La inversión para los distritos urbanos para el periodo post EXPO (Plan plurianual 2009-2011) queda reducida un 83% y un 90,75% en el caso de los barrios rurales. Desglosada esta inversión, se contempla que ésta será de 0€ en el 35% de los distritos de la ciudad. Toda una lección para quien defendía la EXPO a condición de que su “efecto” llegara a los barrios. Efectivamente el efecto no pasa desapercibido.
Sin embargo, esta vorágine especulativa no finalizará con el cierre de puertas de la muestra. Quedará lo peor: 30.000 despidos –reconocidos por el propio Belloch- y una deuda contraída con una docena de entidades bancarias que asciende a 700 millones de euros, más sus correspondientes millones anuales de intereses que generan un aumento exponencial de una deuda que hipoteca el desarrollo de la ciudad durante los próximos 30 años.
Actualmente Zaragoza se encuentra fuera de la legalidad al superar en 8 puntos el límite de endeudamiento permitido por la ley de Haciendas Locales, limite ampliado por el Gobierno de España en los últimos años hasta el 110% pensando en el caso de Zaragoza.
En lo que a las obras del recinto EXPO se refiere, observamos como casi todas ellas han tenido un desmesurado sobrecoste respecto a lo presupuestado. Por ejemplo, el tan aclamado “Pabellón Puente” ha costado un 296% más de lo previsto, el incremento de la Torre del Agua por su parte, asciende a casi un 79%. De hecho, la Torre del Agua es un claro ejemplo de lo que realmente importa en este macroevento, pues hay que tener en cuenta que el presupuesto para los contenidos de la misma fueron recortados en un 50%.
 

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