Un breve análisis sobre el evento y sus consecuencias
Expo Zaragoza 2008 se enmarca dentro de un conjunto de propuestas realizadas por el Consistorio zaragozano, con Juan Alberto Belloch al frente, y que suponen la cristalización de su proyecto de Zaragoza como “La ciudad del millón de habitantes”. |
Todas estas nuevas propuestas (Arcosur, Barrio del Ave, Puerto Venecia o PLAZA Imperial) tienen en común por un lado, que surgen de la nada sin una necesidad que los motive, y por otro, que han sido vendidos por los poderes públicos a la ciudadanía, con el apoyo incondicional de los medios de comunicación, como la panacea que, además de soliviantar los males actuales de nuestra ciudad, van a generar el verdadero progreso y la proyección a nivel mundial de Zaragoza. Mucho habría que decir aquí de cómo influye el complejo de inferioridad típico de ciudades como la nuestra para que estas “verdades fulminantes” sean absolutamente asumidas, pero podemos limitarnos a la consecuencia, evidentemente interesada, de que quien se atreva a disentir con ellas y cuestionarlas se convierte automáticamente en enemigo de la ciudad y del progreso. Es así como, por último, se cumple una de las funciones más perversas: el desprestigio, aniquilamiento e invisibilización de la resistencia social a este modelo de desarrollo.
Expo Zaragoza 2008 aparece, de entre todas las propuestas, como el Proyecto Estrella. Y es precisamente este macro evento el que se convierte, sin duda, en el mejor ejemplo con que demostrar cómo los poderes públicos autonómico y local están materializando la teorizada supeditación de las administraciones públicas a los intereses del poder económico, legislando y gestionando los recursos de la ciudad no para cubrir las necesidades de su población sino para que el capital local y transnacional alcance una mejora cualitativa de su beneficio. Partiendo de este objetivo se presentan, a lo largo de su primer mandato, numerosos proyectos faraónicos a lo largo del perímetro de la ciudad y que consisten, por ejemplo, en la construcción de barrios enteros destinados a mantener la burbuja inmobiliaria -ignorando las 40.000 viviendas vacías que hay en la ciudad-, así como macro parques de ocio que equiparan el mismo exclusivamente con consumo.
Un proyecto socialmente ilegítimo